La comida también me conecta

La abue Tona me daba una moneda, la colocaba en el centro de mi mano y me decía: ve, pide un aguacate para ahorita.

Iba a dos esquinas de su casa y compraba la encomienda y regresaba con rapidez.

Entonces mi abuela sacaba unos bolillos y untaba el aguacate con parsimonia, le ponía un poco de sal y me lo tendía. Yo amaba todo el momento, desde el encargo hasta la embutida de la torta, jaja.

En mi terapia actual he puesto como objeto de análisis mi relación con la comida, pues hacía mucho que la creía mi enemiga y me conflictuaba mucho que el afecto en mi familia se diera de tal forma. Hoy he recuperado el disfrute de la misma, sin culpas. Y recuerdo aquel bolillo amoroso con aguacate y cuando mi abue preparaba la que sabía era mi comida favorita (que sólo ella hacía): cola de res en adobo y espagueti.

La comida también me conecta con mi abue materna: su huevito con frijoles, su caldito de tinga, su sopita y arrocito. El caldo de pollo, el chile aguadito. El café.

Las dos me conectan con el café, pues en casa de mis papás no se acostumbraba. Recuerdo cómo en la infancia esta bebida me hacía sentir grande. Hoy, me hace sentir pequeña, pero me refiero a en el recuerdo. Me lleva a estar frente a sus mesas, disfrutando de la oralidad de sus vidas.

Hoy recuerdo con mucho cariño a mi abue Tona porque hoy hace 3 años de su muerte y agradezco tanto su afecto, sus enseñanzas y, sobre todo, haberme podido despedir dejándole todo mi amor.

Y hoy construyo una oración de energía para que mi abue Tina salga pronto del hospital y siga su mejoría y en algún otro momento del año podamos darle un abrazo de bienvenida luego de su valiente lucha.

Róbalo Empapelado. Reciente recuerdo de Chacahua, Oaxaca.


Comentarios